La poda del olivo, una práctica para el cuidado del árbol

La poda del olivar es una práctica imprescindible para el cuidado y desarrollo de los olivos ya que supone un equilibrio entre las funciones vegetativas y reproductivas del árbol. Su objetivo es conseguir una adecuada relación hoja- madera para conseguir buenas producciones.

Además, la poda es trascendental para que el olivo mantenga la forma adecuada para permitir diferentes tipos de recolección mecanizada, así como para favorecer la entrada de luz solar para que el desarrollo del fruto sea idóneo.

¿Cuál es la mejor época para realizar la poda del olivo?

La poda del olivo debe realizarse cuando la actividad vegetativa del mismo sea mínima. En nuestra comarca, tras el final de la campaña de recolección de las aceitunas, que se sitúa entre octubre y diciembre, dependiendo de la zona y tipo de olivar. Esta época es también recomendada porque se alcanzan temperaturas muy bajas, evitando de esta manera podar cuando la salvia está en movimiento, ya que de lo contrario se podrían provocar heridas en el olivo con el consiguiente ataque de ciertas plagas y enfermedades.

¿Cómo podar un olivo?

Lo primero, debemos asegurarnos que contamos con las herramientas adecuadas. Intenta usar cizallas o tijeras de podar para las ramas que se encuentren más bajas y que sean pequeñas. En cambio, para las ramas altas y pequeñas usa una cizalla con mango telescópico y para las ramas más grandes usa una sierra. En cuanto al corte, éste debe ser limpio, sin irregularidades.

A la hora de podar, céntrate en eliminar todas las ramas secas, enfermas o rotas. Asimismo, las ramas improductivas de la parte superior y del centro que hagan sombra a las demás, también deben ser podadas.

Una vez eliminados, los restos de ramas deben colocarse en el centro de las calles del olivar de forma hilerada para ser triturados por una desbrozadora y/o trituradora resultando trozos más pequeños aportando materia orgánica al suelo.

¿Qué beneficios tienen los restos de poda en el suelo del olivar?

Como beneficios podemos destacar el alto contenido en carbono de estas ramas, aumentando el aporte de materia orgánica al suelo y mejorando el desarrollo de la planta, además de retener la humedad, un aspecto muy importante a tener en cuenta en el olivar de secano.

Tipos de poda

Existen 3 tipos de poda: de formación, de producción y de renovación. La de formación tiene como objetivo el desarrollo y crecimiento del árbol, orientando el árbol para que sus aceitunas puedan recogerse de manera más cómoda para el agricultor. En este primer estilo de poda, se suele recomendar que se ate el árbol a “tutores” para que marquen la altura de la copa y para evitar que salgan brotes secundarios.

La poda de producción del olivo se realiza durante el periodo adulto-joven y se trata de un tipo de poda ligera, cuando ésta se hace correctamente se alarga el periodo productivo del olivo, se trata de realizar una poda que consiga incrementar la radiación solar para mejorar la calidad de la cosecha. Tendremos que eliminar las ramas más viejas para dar paso a ramas más jóvenes.

Por último, la poda de regeneración para un olivo ya adulto, y muy importante para que se sigan recogiendo buenas cosechas. Con el envejecimiento del olivo se va disminuyendo la relación hoja-madera, por lo que es importante realizar la poda cuando ya asomen los primeros síntomas de envejecimiento. Con este tipo de poda ayudamos a que emerjan nuevos brotes en las ramas.

En conclusión, la poda del olivo es una práctica importante para el cuidado y el rendimiento de los olivos, así como para mantener la estructura y salud del árbol.