1 vasito de vino blanco

Aceite de oliva virgen extra con Denominación de Origen Estepa

1 vaso de agua

Harina c.s. (cantidad suficiente)

Azúcar glass

1 l de leche

La corteza de un limón

3 yemas de huevo

10 cucharadas soperas de azúcar

4 cucharadas soperas de Maicena

30 – 40 g (aprox.) de mantequilla

Disponemos en un cuenco de buen tamaño el aceite de oliva virgen extra, el vino y el agua. Poco a poco añadimos la harina y mezclamos bien, hasta conseguir una masa que se despegue sola del recipiente.

Damos forma de una bola a la masa y la dejamos reposar una hora en un cuenco tapada con un paño de cocina.

Extendemos la masa sobre una superficie previamente enharinada para evitar que se pegue, y se estira con el rodillo, en forma de cuadrado de no más de 3mm de grosor. Se corta en tiras de un tamaño suficiente y se enrolla en cilindros para darle forma de caña y poder freírlas. Antiguamente se usaban cañas de arroyos cortadas a su tamaño.

Con una manga pastelera rellenamos de crema una vez frías y espolvoreamos con el azúcar glass.

Para la crema: Hervimos en un cazo 750 ml de leche con la cáscara de limón. En un tazón aparte mezclamos la leche restante (250 ml) con las yemas, el azúcar y la maicena, removiendo todo hasta obtener una crema homogénea. Esta crema se añade a la leche y removemos durante tres o cuatro minutos intentando que la leche no llegue a hervir. Apartamos del fuego, añadimos la mantequilla, removiendo para diluirla, y conseguir la crema final. Reservamos y una vez fría
rellenamos las cañas.